“¿Podemos salvar la naturaleza con formas locas?”: el Washington Post destacó una investigación ambiental del Conicet San Luis
El experto Santiago Schauman participó de una nota sobre las áreas protegidas del mundo contempladas por la ONU.
En la edición web del 14 de febrero, el Washington Post abordó un artículo ambiental titulado “Can we save nature with crazy shapes?” (¿Podemos salvar la naturaleza con formas locas? En su traducción a español) en el que destacó una investigación desarrollada por el Conicet San Luis.
Se trata de un trabajo publicado en la revista Nature Sustainability, donde Santiago Schauman y su equipo analizan las formas de más de 200 mil áreas protegidas alrededor del mundo.
La nota del prestigioso medio de Estados Unidos, fue escrita por el periodista Harry Stevens, quien formó parte de un equipo de reporteros que ganó el Premio Pulitzer en 2020.
A lo largo de la publicación (https://www.washingtonpost.com/climate-environment/interactive/2024/can-we-save-nature-with-crazy-shapes/) consultó a varios referentes de la temática, destacando la importancia de las áreas protegidas y su incidencia en la protección de la tierra, la vida silvestre y la naturaleza. Entre ellos está Schauman.
La nota es de carácter interactivo y señala que “las Naciones Unidas quiere preservar el 30% del hábitat natural del mundo” y por ello “realiza un seguimiento del progreso hacia ese objetivo con una base de datos de áreas protegidas”. Sin embargo, el estudio Schauman y colegas pone en debate este objetivo nacido el 19 de diciembre de 2022.
El punto principal gira en cómo los países de todo el mundo informan el porcentaje de superficie dedicada a las áreas protegidas, pero no detallan qué formas tienen estas áreas.
Según Stevens, “los autores encontraron muchas áreas protegidas perforadas con agujeros, como trapos comidos por las polillas. Algunas áreas son estrechas y contorsionadas y giran como fideos. Otras parecen tableros de ajedrez rotos y derretidos”.
En la actualidad Schauman integra el Grupo de Estudios Ambientales (GEA) del Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL), y por estos días realiza el doctorado en Biología en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) con una beca doctoral del Conicet. Se recibió de Ingeniero Forestal en la Universidad Nacional de La Plata y de Máster en Ecología Terrestre en la Universidad Autónoma de Barcelona.
"El reportero y columnista Harry Stevens me contactó. Intercambiamos correos electrónicos y tuvimos algunas reuniones virtuales para discutir el trabajo y explorar el fenómeno en los Estados Unidos, donde se centró el enfoque de la nota. Al contar con opiniones de varios expertos en conservación estadounidenses, la nota quedó muy completa", explicó el experto a la oficina de prensa de Conicet.
En el artículo del Washington Post, se permite llevar adelante un recorrido virtual por las extrañas áreas protegidas de Estados Unidos. Sin embargo, el becario doctoral del IMASL sostiene que estos patrones pueden encontrarse en todo el planeta.
“Las áreas protegidas muy expuestas a la presión humana pueden dificultar la protección. Las ciudades y granjas cercanas pueden enviar aguas pluviales contaminadas al agua. El ruido de las carreteras y la contaminación lumínica puede afectar a la vida silvestre. Las aves pueden chocar con líneas eléctricas y torres celulares, y así”, sostuvo.
El artículo finaliza con una pregunta del periodista: “¿Garantizan estas formas la conservación de la naturaleza a largo plazo? A menudo son las únicas formas disponibles”.
Schauman argumenta que “debemos al menos reconocer que el gran plan de la ONU para salvar la biodiversidad tiene a menudo menos que ver con preservar vastas extensiones de naturaleza que con reportar un mosaico de polígonos contorsionados”.